El cambio
Bueno, pues ya ha pasado mi primera semana en el nuevo curro. ¡Menudo cambio!
Yo antes estaba en la playa y era el encargado de cuidar un castillo de arena pequeño, muy pequeño. Mi castillo apenas estaba amenazado por el mar, solo unas pocas olas, las más atrevidas, conseguían llegar a sus muros exteriores. Mi trabajo consistía en arreglar esos pequeños desperfectos y, a veces, me dejaban colocar alguna concha aquí, un palito allá. Poca cosa. Vivía tranquilo.
Ahora estoy con el agua a la altura del cuello y tengo que saltar para que las olas no me cubran. El castillo no existe, de momento. Según los planos será un castillo grande. De momento lucho por no ahogarme, que no es poco.
Sin duda ha sido un gran cambio.