El horario
Hoy me he dado cuenta de lo peculiar que es el cliente para el que trabajo.
A la hora del café, un veterano, en el cliente, de mi empresa, le explicaba al nuevo la “normativa” que le aplicaba el cliente por ser un trabajador externo:
“Se ficha para entrar y para salir. Se entra a las nueve y los viernes a las ocho. Para comer se tiene como mínimo media hora, entre las dos y media y las tres, durante esa media hora da igual si trabajas o no, que no te cuenta. El tiempo que pasas en la máquina de café tampoco cuenta. Si te quieres tomar el café en la sala habilitada para ello, tienes que fichar, antes y después, porque es tiempo que no estás produciendo. Se sale a las seis y cuarto de la tarde, y los viernes a las tres.”
“Si entras antes, no cuenta y si te retrasas más de diez minutos tienes que hacer un justificante y que te lo firme tu jefe. Pero ese tiempo “perdido” lo tienes que recuperar, y solo te dejan recuperar el tiempo media hora cada día. Lo que se hace de más no cuenta.”
“Para la gente de la casa (el cliente) solo están obligados a estar en su puesto de trabajo de nueve a dos de la tarde, el resto de horas se lo pueden repartir como les de la gana, mientras hagan las cuarenta horas semanales.”
En todos los sitios hay clases.
1 comentario:
Bueno..no es tan raro, ya estamos acostumbrados.
En mi empresa casi, casi, es igual.
Así que se confirma el refrán de "En todos los sitios cuecen habas"
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