Son la 9:05 de la mañana y estamos en la máquina del café. Toca el primero del día, así le damos tiempo a los PC para arrancar. Tarda en hacerlo unos diez minutos, más o menos, cosas del Panda y el XP dice el técnico.
- Pues yo trabajé en una empresa peor que una ETT - dice Carina.
- Claro, aquí - Responde Manuel.
- No, en una empresa de becarios.
- ¿Cómo?
- Sí, todos éramos becarios menos el jefe. Trabajábamos para la Generalitat y cobrábamos menos de 300 euros al mes.
El ambiente en el cliente en el que estoy cada día está más enrarecido.
El último enfado del personal lo ha originado un curso que da nuestra empresa. Se trata de un curso de introducción a Java, que a todos nos interesa porque somos de Host y así ampliamos nuestros conocimientos en otros entornos.
El problema no es el curso en sí (a pesar de ser muy básico), sino el horario. Una hora del curso cae en horario laboral que, según tengo entendido, es obligatorio por tratarse de un curso subvencionado.
Pero a nuestra empresa lo de no poder facturar esa hora no le gusta y nos obliga a recuperarla. Esto no sería ningún problema sino fuera porque el cliente es muy estricto (un tocapelotas) con el horario, se entra a una hora y se sale a otro, cualquier minuto fuera de esas horas se tiene que justificar.
Cuando se le planteó este problema a nuestra empresa, su contestación fue: “El curso es para vosotros, si queréis lo hacéis, sino, luego no os quejéis de que no hacéis cursos”. ¿Insinúan que no se aprovecharán de los conocimientos adquiridos durante este curso? No lo creo, seguro que el día que lo acabemos aparecerá en nuestros currículos, que envían a los clientes, que somos expertos en Java.
En fin, al final el cliente ha permitido “estirar” el horario una hora. Nuestra empresa, que puede permitirse dejar de facturar ocho horas mensuales por persona, prefiere tenernos cabreados. Los empleados haremos nuestras ocho horas (facturadas) y tres horas más de curso (de nuestro tiempo) y el cliente queda como el bueno al hacernos el favor de dejándonos trabajar más.
9:10 de la mañana
Técnico de sistema de la empresa subcontratada (SubContra): Hola, soy currito de la empresa subcontratada (ESubContra). ¿Me puede poner con su técnico de sistemas (TSis), que no tenemos conexión con ustedes y no podemos trabajar?
Centralita telefónica cliente (Central): Lo siento, pero el técnico de sistemas no ha llegado todavía.
SubContra: Bueno, pues en un rato volveré a llamar.
11:15 de la mañana
(tras llamar en intervalos de quince minutos sin tener éxito, porque Tsis no había llegado, no estaba en su sitio, estaba en el lavabo o desayunado o le conectaron con otros departamentos)
SubContra: Hola, con TSis.
Central: Le paso.
(Tras dos tonos)
Desconocido: ¿Si?
SubContra: ¿TSis?
TSis: Si soy yo.
SubContra: Hola, soy currito de ESubContra. Te llamo porque no nos podemos conectar a vuestro Host y estamos desde las nueve sin poder trabajar.
TSis: Oh.
(silencio de más de diez segundos)
SubContra: ¿Hola?
TSis: Dime.
SubContra: Que estamos sin conexión y no podemos trabajar.
TSis: Ya.
(silencio de más de veinte segundos)
SubContra: ¿Hay alguien está ahí?
TSis: Si, claro.
SubContra: Como no dices nada, pensé que se había cortado.
(silencio de más de diez segundos)
TSis: Oye que me lo miro y te digo algo ¿Vale?
(cuelga)
4:30 de la tarde
(tras muchísimas llamadas sin éxito a lo largo de todo el día)
SubContra: Hola, con TSis.
Central: Un momento, por favor.
(Tras más de diez tonos)
Desconocido: ¿Diga?
SubContra: ¿TSis?
Desconocido: No, no está. Se ha ido.
SubContra: ¿Cómo?
Desconocido: Que ya se ha ido.
SubContra: Pero si quedo en llamarme para solucionar lo mío.
(silencio)
¿Y no hay nadie por ahí que pueda ayudarme?
Desconocido: ¿Qué te pasa?
SubContra: Pues que llevamos todo el día sin conexión y no podemos trabajar.
Desconocido: Espera un momento.
(Tras treinta segundos)
Desconocido: Prueba ahora.
(Tras diez segundos)
SubContra: ¡¡¡Joder!!!! Funciona!!!! ¿Y tú quién eres?
Desconocido: ¿Yo? el que se sienta en la mesa de al lado. Es que me tiene loco el teléfono, todo el día sonando.
SubContra: ¿Y qué has hecho para arreglarlo tan rápido?
Desconocido: Había un conflicto que bloqueaba la conexión. La he reseteado y ya está.
SubContra: Pues muchas gracias, tío. Oye, ¿y tú como te llamas?
Desconocido: ¿Yo? (silencio) ¿para qué lo quieres saber?
SubContra: Pues para preguntar por ti si volvemos a tener un problema.
(silencio muy largo)
SubContra: ¿Oye?
(silencio)
Desconocido cuelga.
Me gusta leer los confidenciales, dan otra visión de las noticias que pasa, aunque en algunas ocasiones, son poco objetivos.
El caso es que esta tarde me he encontrado con este artículo en El confidencial digital y solo puedo decir que, lo que se comenta que dijo el profesor de Deloitte, son verdades como un templo.
Así piensan los de arriba de la pirámide. No me cabe la menor duda.
En la contraportada del miércoles 12 de La Vanguardia, entrevistaron a Mantak Chia, experto en el arte taoísta del amor.
Este buen hombre afirma que los hombres son multiorgásmicos y que esto se consigue retrasando la eyaculación.
Pues que bien, pero ¿cómo se evita el dolor de huevos?
Hay que investigarlo. Nunca se sabe cuando te lo van a pedir.
Visitando La Maldición de Sísifo me encontré con esta frase:
“Una mujer tiene un hijo en nueve meses, pero nueve mujeres no pueden tener un hijo en un mes”.
Me ha gustado, por eso me la he copiado.
El artículo está muy bien, y hace referencia a la ley de Brooks, que no conocía (algo de lo más normal)
Dicha ley, escrita por Fred Brooks en 1975 en su libro “The Mythical Man-Month” viene a decir:
“añadir más gente a un proceso retrasado lo retrasa aún más”.
Y lo argumenta diciendo que se pierde tiempo formando a los nuevos trabajadores, y en la comunicación y coordinación de los grupos de desarrollo.
Una verdad como un templo. Cuando llega alguien a un equipo de desarrollo, normalmente, es uno de sus compañeros el encargado de enseñarle, por lo que éste deja de hacer su trabajo.
Telémaco5 acaba su artículo diciendo: “Sustituir a un excelente y experimentado trabajador por dos sumisos, inexpertos y baratos aprendices no siempre es un buen negocio”.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero que importa perder un buen profesional, los otros son dos y más baratos.
Hoy me he dado cuenta de lo peculiar que es el cliente para el que trabajo.
A la hora del café, un veterano, en el cliente, de mi empresa, le explicaba al nuevo la “normativa” que le aplicaba el cliente por ser un trabajador externo:
“Se ficha para entrar y para salir. Se entra a las nueve y los viernes a las ocho. Para comer se tiene como mínimo media hora, entre las dos y media y las tres, durante esa media hora da igual si trabajas o no, que no te cuenta. El tiempo que pasas en la máquina de café tampoco cuenta. Si te quieres tomar el café en la sala habilitada para ello, tienes que fichar, antes y después, porque es tiempo que no estás produciendo. Se sale a las seis y cuarto de la tarde, y los viernes a las tres.”
“Si entras antes, no cuenta y si te retrasas más de diez minutos tienes que hacer un justificante y que te lo firme tu jefe. Pero ese tiempo “perdido” lo tienes que recuperar, y solo te dejan recuperar el tiempo media hora cada día. Lo que se hace de más no cuenta.”
“Para la gente de la casa (el cliente) solo están obligados a estar en su puesto de trabajo de nueve a dos de la tarde, el resto de horas se lo pueden repartir como les de la gana, mientras hagan las cuarenta horas semanales.”
En todos los sitios hay clases.
Hoy he acabado de leerme "La conspiración" de Dan Brown.
Esta bien pero no mata, quiero decir, que me espera más, como de los otros dos que me he leído de este hombre: "El código Da Vinci" y "Angeles y diablos".
De los tres esperaba más, de todas formas los tres están bien, entretenidos, pero creo que se ha exagerado mucho poniéndolos por las nubes.
Se pueden hacer buenas películas de ellos. La de "El Código Da Vinci" ya está en marcha.
Sin duda, Dan Brown ha encontrado su gallina de los huevos de oro.
Esta semana ha sido bastante dura para mí, laboralmente hablando. Me la he pasado entera peleándome con un programa cuando lo previsto era que estuviera solo dos días.
Como comenté anteriormente, me dedico a programar en PacBase, un editor que genera código Cobol. A mi no me gusta nada. Creo que entorpece y dificulta la labor del programador.
Genera una serie de código, según una serie de parámetro que se le indican, totalmente invisible para el programador hasta que compila. No permite más de dos if anidados en el mismo bloque. No permite paginar! Quién me diría que echaría de menos el F7 y F8!
Tal vez sea un tipo raro (seguro) pero a mi me gusta que los programas hagan las cosas como yo quiero, y no como quiere el editor. Se pierde demasiado tiempo adaptado el código del programa para que sea aceptado por el editor y, además, haga lo que tiene que hacer.
En fin, siempre nos quedará Cálico Electrónico.
El Pacbase es una MIERDA.
¿Cómo se puede hacer un editor que dificulta el trabajo de los programadores?
¿Y quién es el iluminado que lo compra para su empresa?
Seguro que su madre no le dio el pecho de pequeño que le ha provocado un trauma. Por eso putea a los programadores.
Estoy muy quemado. Tengo que cambiar de trabajo.
