La teoría de la gallina
El otro día le expliqué al gerente mi teoría de la gallina. No debí hacerlo, pero no eran horas, se me escapó.
Llevaba encima una diez horas de trabajo, y las dos últimas dedicadas en exclusiva a un fallo "inexplicable" de un programa, un fallo de esos que se solucionan al día siguiente cuando estás fresco en dos segundos. Las voces de mi interior no paraban de gritarme "¡Vete ya, pringao! ¡Que las vas a cagar!" pero yo seguía ahí dándole vueltas al problemas.
El caso es que el hombre se acercó a mi para interesarse por si mi empresa me había explicado el nuevo programa de incentivos, ya que las amenazas no surgieron efecto, a ver si con los premios. Mi respuesta fue que no, que para mi empresa yo era como una gallina que ponía huevos, que mientras lo hace, el dueño de la gallina solo se preocupa de recogerlos, ahora, cuando deja de hacerlo, la gallina pasa a ser caldo y compra otra gallina.
Creo que lo asusté, ahora siempre que me ve, me pregunta como estoy, que tal el fin de semana, ...
¡Qué pesado!
1 comentario:
Buena teoría.
Con lo baratas que están ahora las gallinas, ni siquiera esperan a que dejes de poner huevos.
Ahora no te dan de comer y cuando te mueres de inanición y de asco, compran otra. O mejor aún, compran los huevos en la India y el caldo en Polonia y así se ahorran tener que preocuparse por los cadáveres y lavar las cacerolas
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